El mar y la asociatividad en una mujer

Patricia Cárdenas Carrillo. Periodista

Zoila Bustamante, vicepresidenta de la Conapach:
“Hay que unirse para pelear por los derechos. Un gran ejemplo de asociatividad con vista al mar ”
Nuestra sociedad chilena concibe que la educación superior es la llave para acceder a una mejor calidad de vida. Por el contrario, no alcanzar ni siquiera los estudios básicos es mirado en menos y se ve como una limitante. Sin embargo, hay quienes consideran injusto este menosprecio y batallan día a día por demostrar que no ser profesional no es ser menos y tampoco es ser ignorante, porque hay una universidad que es mucho más exigente y dura, que maltrata pero enseña y que forma caracteres que permiten salir adelante de frente a cualquier adversidad: la universidad de la vida. Este es el caso de Zoila Bustamante Cárdenas, pescadora artesanal de la caleta Estaquilla, primera presidenta mujer de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile y actual emprendedora turística.

La experiencia de haber recorrido el mundo visitando al menos 40 países, se refleja en varios de los detalles de su Hostería Punta Estaquilla, tanto en su decoración como en la presentación de su carta. Zoila Bustamante es quien, junto a su marido, preparan los deliciosos platos cuya base son los productos que ella misma y sus vecinos sacan del mar que bordea las costas de esta caleta de la comuna de Los Muermos. En ese rincón de Chile, cuyo extraordinario paisaje parece haber sido sacado de la escenografía de alguna película de ciencia ficción por sus rocas gigantes de extrañas formas encalladas en el agua donde rompen las olas, ha hecho gran parte de su vida, trabajando con su padres y hermanos en la extracción del loco. Fue este apetecido recurso el que en el año 1986, llevó a la familia Bustamante Cárdenas a salir de la población Modelo de Puerto Montt, para llegar a la costa a trabajar duro para conseguir el sustento, así como lo hicieron varias otras familias impulsadas por una fiebre parecida a la del oro en Estados Unidos, que los llevó a arrancharse en modestas casitas enclavadas en el peladero de cerros donde no había nada más que la oportunidad de salir adelante, a punta de mucho esfuerzo y el valor de enfrentar la ilegalidad de su trabajo con las consecuencias que ello significaba.

De ahí surgió esta dirigente que el 27 de mayo de 2007 fue declarada como la primera mujer presidenta de la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile -CONAPACh-, un rubro siempre liderado hasta ese momento por hombres. Desde ese cargo y durante una década, ha debido enfrentar fuertes contingencias como la discusión de la controvertida Ley de Pesca, la crisis de la marea roja y la permanente lucha contra la pesca de arrastre que realiza el sector pesquero industrial, temas que han dividido a sus asociados por lo que además siempre ha debido apelar a la unidad de los pescadores para no zozobrar en sus luchas contra los grandes poderes que desean comercializar los diferentes recursos marinos de nuestras 5 mil millas de mar chileno.

Sentados en la terraza de su local, en un hermoso día de enero, interrumpimos a Zoila en sus labores gastronómicas, para conocer cómo ha sido su labor dirigencial y cómo ha trabajado con la base. Esto fue lo que nos contó.

¿Quién es Zoila Bustamante Cárdenas?
Soy la segunda hija de cuatro hermanos. Mi mamá fue Guillermina Cárdenas Zaldivia, de la isla de Rilán, Curahue, Chiloé y mi papá fue el primer buzo rana que llegó a la Región de Los Lagos desde Valdivia. Se llamaba Sergio Bustamente von Willer. Tengo 50 años y actualmente soy la vicepresidenta de la Conapach.

¿Cuándo y cómo llegaron a Estaquilla?
Llegamos acá el año 86 a trabajar en los locos, cuando la unidad valía $10 y acá sólo estaban las ranchitas de la gente que trabajaba la luga que compraba Ramón Ojeda. Él era el dueño de las tierras donde estamos asentados y que nos fue vendiendo de a poco. Así llegamos a la caleta Estaquilla, después de que con mihaber recorrido con mi papá recorrimos todo el país trabajando a la cholga, los locos, los congrios. Él nos enseñó la pega desde cabros chicos. A los 5 años, ya andábamos arriba de la lancha. Nunca hemos dejado al mar, al contrario Dios y la mar nos ha dado todo lo que tenemos.
Después vino el tema de los cupones del loco, donde la gente que era buzo mariscador no tocó nada, por lo tanto, quedaron afuera y después vino la época de las áreas de manejo entre el 2000 y el 2002. Mucha gente como yo no creyó en las áreas. En ese entonces había un solo sindicato que se tomó las áreas más productivas. Los que quedamos afuera le trabajábamos a ese sindicato, hasta que en el 2002 un caballero nos dijo que, por qué no armábamos el nuestro. Ahí entramos mi papá, yo y varios más. El 2004, me pidieron asumir como tesorera, porque yo venía del centro de padres de la escuela rural Estaquilla (establecimiento que construyeron los pobladores y pescadores de acá), donde fui tesorera por 5 años. No seguí porque mi única hija salió de 8º básico. Desde entonces ya llevo como 15 años en la tesorería del sindicato que se llama Estaquilla El Futuro, pero nosotros le decimos el Futuro de Estaquilla, porque somos futuristas.

El 2007, don Bernardino Ordenes dijo que formemos la Federación del Pacífico y ahí salí presidenta ante 8 sindicatos de pescadores y 2 asociaciones gremiales de algueros. A fines de ese año fueron las elecciones de la CONAPACh. En ese entonces nosotros los bentónicos estábamos peleando unos cupos dentro del directorio nacional, porque siempre se hablaba de peces y los bentónicos éramos el último eslabón de la cadena. Entonces hicimos un trato con el sindicato San Pedro porque se iba a elegir la directiva de la COREPA que es el Consejo Regional y de la CONAPACh. El cabro de San Pedro dijo “yo voy a la regional y uno de ustedes que vaya a la nacional”. Así fue como Dios quiso que saliera presidenta de la CONAPACh.
Osvaldo Cubillos que era un dirigente de muchos años, me dijo que asuma, que él me iba a ayudar. Yo le dije “sólo sé de locos, de erizo de piures y nada más”. Y él me dijo, “no se preocupe dama, nadie nace sabiendo, yo le voy a enseñar”. Así como otros también me dijeron que entregara el cargo porque yo no sabía. Pero mi gente dijo que así como un día hicimos el sindicato y otro la federación, que más iba a hacer que tirarnos a la piscina. Estuvimos 10 años.

¿Ahí está operando el machismo del sector pesquero?
No creo que sea machismo, porque yo trabajé toda la vida entre medio de los hombres y nunca nadie me faltó el respeto. Mi pega la sé hacer mejor o igual que mis compañeros. Yo soy asistente de buzo mariscador que significa atender al buzo, tirar los quiñes, voy arriba del bote, manejo los motores y bajo los remos. Mi papá me enseñó tal cual hubiéramos ido a la Universidad. Pobre del que hacía mal la pega, el viejo la hacía corta. Nosotros sabemos parchar y arreglar trajes y un montón de cosas que él nos enseñó. Y cuando llegamos con los mariscos nosotros los enmallamos, lo entregamos, lo mandamos a la pesquera. Ahora yo no voy al mar, trabajo en tierra. Mi función es ir a tirar los botes, descargarlos y en la noche vamos a la pesquera a desconchar los locos, ver que le saquen la uña, pesarlo, calibrarlo y nos vamos.

¿Cómo califica este trabajo dirigencial?
Fueron 10 años haciendo trabajo nacional e internacional, mucha, mucha pega. Don Osvaldo me tenía estudiando hasta las 4 de la mañana, me hacía hablar por la tele, me enseñaba lo que eran demersales, pelágicos, algueros, sobre todo las leyes. Me enseñó mucho, le agradezco mucho a él y a Dios haberlo conocido, porque yo tenía hasta 8º básico, recién el año pasado saqué 4º medio. Empezamos recorrer las caletas. Donde íbamos la gente nos conocía, porque los viejos que salen a la pesca, sabe que nosotros somos trabajadores, nos encontramos muchas veces aquí y en las isla Guaitecas.
Yo conozco 40 países y entiendo bien 2 ó 3 idiomas. He andado por el mundo, cosa que nunca jamás pensé iba a hacer. Dios tiene tantas cosas guardadas para la gente, creo que para mí esto fue un premio. Uno pasa cosas malas como haber sido amenazada, pero son más las buenas.

¿Cómo funciona el sindicato?
Nuestro sindicato es una empresa asociativa. Somos 70 socios, todos vivimos de lo mismo, ganamos de lo mismo. Sin embargo, como sindicato siempre vamos más allá, por eso nos decimos que somos el futuro. Hace un tiempo compramos unos terrenos de 2 hectáreas donde queremos construir una pesquera. Aparte compramos una hectárea de terreno de puro alerce que cuando la adquirimos nos costó 2 millones y cuando la vino a tasar el banco dijo que su valor es de 100 millones de pesos. Con ese capital queremos hacer una pesquera.

¿Cómo fue que empezaron a trabajar de manera asociativa?, ¿cómo fueron sus inicios?
En nuestros inicios todos éramos matuteros que trabajábamos los locos ilegales, es decir, desconchábamos y vendíamos los locos. Nadie de Estaquilla puede decir que no lo hizo, porque todo lo que ganamos fue así. Hasta aquí venía la Armada por mar y por tierra, nos sacaban de las casas a las 12 de la noche, nos apuntalaban con escopetas, nos votaban al suelo, nos ponían en la playa en fila, nos apuntaban con rifles entre medio de los dedos. ¡Aquí fue dura la pelea! Una vez nosotros le dimos vuelta un bote a los marinos y perdieron todo el armamento. Estuvimos muy en la mala. La Armada venía en la noche y nos sacaban junto con los carabineros para darnos como caja, hombres y mujeres, por parejo sin piedad, por el tema del robo del loco.
Después vinieron las áreas de manejo y se formaron los sindicatos y pedimos dos espacios de mar: uno grande que tiene 242 hectáreas y uno chico que tiene 42 y con eso empezamos a trabajar y a cuidar porque ya no había loco. Ahí nos dimos cuenta que si nosotros mismos los sacamos todos de los bancos naturales, nosotros mismos lo estábamos haciendo zumbar.

¿Quién los ayudó a organizar y cómo fue el cambio?
Fue muy difícil. Vinieron varios expertos a darnos charlas, incluso consultoras que nos cobraban una millonada por enseñarnos a trabajar en las áreas de manejo. Por hacernos los estudios pagamos 14 millones de pesos, que en esa época nos costaba juntar, porque no había mucho loco. DelEl Sernapesca también venían a dar charlas para explicar cómo trabajar esta nueva manera. Y empezamos a pensar que si seguíamos exterminando los recursos no íbamos a tener de qué vivir después. Entonces fue que nos asociamos. En un principio fueron 125 socios del sindicato. De a poco se fueron cayendo porque vinieron años malos y hay gente oportunista que cuando hay mucha plata está, pero cuando está malo se van. Hasta los días de hoy quedamos 70 y los 70 hemos estado firmes, , firmes. Llegamos a ser 115 socios y los que se han ido es porque fallecieron. Esos nos comenzamos a regularizar a quedarnos, quedarnos y empezamos a trabajar de manera organizada.
Además hacemos mucho trabajo social, porque tenemos socios pasivos que ya no trabajan porque están enfermos o muy viejos y no tienen de qué vivir, pero que son socios del sindicato y se les paga igual el 70%un porcentaje de las ganancias para no dejarlos solos.

Compromiso es compromiso
Junto a su belleza escénica, hoy Estaquilla se destaca por contar con una de las caletas más modernas de la Región de Los Lagos. En octubre pasado, la Presidenta Michelle Bachelet encabezó la inauguración de una moderna infraestructura para la pesca artesanal que significó una inversión de $6 mil millones, ejecutada por el Ministerio de Obras Públicas a través de la Dirección de Obras Portuarias.
El lugar cuenta con un molo de abrigo, un muelle, explanada, 40 boxes para que los buzos y pescadores puedan guardar sus implementos, oficina para la administración y la Alcaldía de Mar, entre otras comodidades. A vista de cualquier persona que sabe de inversiones pública, pareciera ser un proyecto sobredimensionado para el lugar y las poco más de 500 personas favorecidas.

La pregunta del millón fue ¿cómo la lograron?
Nosotros peleamos por ese muelle en conjunto. Íbamos 20 ó 25 pescadores a Santiago a pelear presionar para que saliera el muelle, porque nos cuestionaban mucho sobre cómo una caleta tan pequeña iba a tener muelle y para qué lo querían.
En su primer período la Presidenta Bachelet me invitó a Roma cuando ratificaron el tratado de paz de Chile con Argentina. Ella consideró a una persona por cada sector de trabajo y de la pesca me eligió a mí. Iban representantes de los médicos, de los agricultores, de los feriantes, de los mineros, etc. Me tenían apestada la verdad, porque todos tenían tiempo para hablar de sus temas, menos yo. Me acerqué donde ella y le dije “Presidenta, estamos a un día de irnos y yo necesito hablar de pesca”. Ella me dijo “mira Zoila, después de la cena salgamos a caminar las dos”. Caminamos como dos horas y conversamos de todo y ahí le pedí apoyo porque necesitábamos el muelle. Le conté que nosotros todavía tirábamos los botes a pulso y descargábamos a pulso y solo queríamos un muelle pero no con tanto arreglo. Y me dijo “compromiso es compromiso. Yo le voy a mandar a alguien y téngale confianza a él porque es como si fuera yo. El caballero (de quien no puedo decir su nombre, pero que trabaja más que los que tienen un cargo y salen en los medios) estuvo en Valparaíso conversando conmigo y luego en Estaquilla. Me preguntó “¿qué es lo que quieren ustedes?”. Y yo le dije “mire, pase al municipio de Los Muermos y ubique donde hay un diseño que hicieron los pescadores de Estaquilla con plasticina. Eso es lo que queremos. Era un diseño que estuvo harto tiempo en la municipalidad que hicieron cinco pescadores. Lo pasó a ver y le sacó fotos. Después nos llamaron de la Dirección de Obras Portuarias para decirnos que le mandaron eso y comenzamos a trabajarlo y a modificarlo.
Con el Gobierno de Piñera el proyecto estuvo 4 años aplastados. Fuimos a varias reuniones con el ministro de Obras Públicas y no pasó nada. Cuando volvió la Presidenta me encontré con ella en caleta Portales y le conté lo que pasó. “No te preocupes, eso es compromiso”, me contestó.

Disculpando la franqueza de la pregunta, ¿esa obra tuvo su precio, fue negociada?
Jamás me ha pedido nada, hasta los días de hoy. No hubo ningún negociado con la ley de pesca. Este fue un trabajo de los viejos de la caleta, todos nos cuadramos acá. No fue un trabajo de Zoila Bustamante no como presidenta de la Conapach, sino que como tesorera de la Federación del Pacífico. Y lo mejor de todo es que si teníamos reunión en Santiago, nos íbamos todos para allá. Una vez nos fuimos 25 en un avión pagado por la federación. Nunca le pedimos un pasaje a nadie porque nosotros dejamos el 7% de la cosecha para poder movernos y eso es mucha plata cuando la cosecha es de un millón de locos.

¿Quién los ayudó a organizarse?
Sernapesca, comandado por la señorita Marcela Gallegos que nos dijo: “ustedes tienen que organizarse, la gente que trabaja en la mar no puede quedarse en tierra mientras los otros están mandando”. Ella nos vino a dar charlas sobre lo que se puede hacer en área de manejo, cómo administrarla, qué debíamos hacer para recuperar el recurso y que no teníamos que hacer como, por ejemplo, que si hay locos flacos no se pueden mover de un lado para otro porque no está permitido, pero si queremos sembrar o repoblar se puede.
La Federación del Pacífico cuenta 80 embarcaciones, 540 pescadores que están con sus registros al día. Nos costó muchos años aprender a trabajar así hasta que nos dimos cuenta que quedaba muy poco loco.

¿Qué piensa de la ley de pesca?
La ley de pesca tiene cosas buenas y cosas malas. Las buenas que logramos meter nosotros y las malas que el Gobierno no quiso arreglar. Lo que no logramos ganar fue que a la industria le dieran 20 años más, pero pedían 50, se bajó a 25 y luego a 20. Que si todos los que hablaban hubieran ayudado, a lo mejor le hubieran dado 5 como estábamos pidiendo nosotros y no renovables. La licitación es lo peor que le puede pasar al país, porque significa pasar a ser empleados pobres de la industria.

¿Cuáles son los principales logros del trabajo organizado?
La asociatividad. Hemos aprendido a trabajar en conjunto. Independiente de tener maneras de pensar diferentes, hemos aprendido a armar el mono para que cuando salgamos a pelar lo hagamos todos juntos. Y a la base no le queda otra que alinearse, sino le parece a alguien que se vaya de la organización. Si quieres derecho, pelea por tus derechos.
¿Qué consejo le daría a los productores lecheros?
Hace tiempo atrás, nosotros le mandamos a hacer una propuesta a los lecheros: que cuando tuvieran problemas nosotros le prestamos ropa y vamos todos a pelear, pero no nos pescaron. Guagua que no llora no mama y si quieren pelear por sus derechos tienen que unirse todos los lecheros.
, porque si yo aquí tengo un bote donde trabajamos tres personas, los tres vamos a la pelea y yo voy adelante con mi gente y no sólo los mando.
En el tiempo de la marea roja ellos igual tuvieron problemas y les ofrecimos de nuevo que nos uniéramos y tampoco nos hicieron caso, no les dio el cuero. Y aquí es bien clarita la cosa, que hay que ver de qué cuero salen más correas y nosotros los pescadores somos duros para la pelea.
Zoila, eres valiente.
No soy valiente, me gustan las cosas justas y que no se ningunee a nadie.

Nota del editor
Durante varios años hemos publicado historias diversas de asociatividad, este caso es uno más que llama la atención, por cuanto personas con los mínimos recursos tanto económicos como culturales, han sido capaces de organizarse, para asumir compromisos para el beneficio común, con asesorías, con estudio, con esfuerzo, tenacidad y visión de futuro. Por pequeños que sean estos micrompresarios, fueron capaces de unirse para enfrentar las grandes ligas del poder comercial y político. Es un gran ejemplo la perseverancia de Zoila Bustamante, que llegó a representar a los pescadores artesanales ante el grupo asesor del MSC de la FAO, una vida que debiera iluminar los caminos de muchas organizaciones gremiales de cuyas acciones muchas veces depende el futuro de un sector.