LOS VALORES SON PARA TODA LA VIDA

El sello de Sergio Haeger como constructor de valores se puede sentir y ver sus resultados sobre sus educandos. Director durante 40 años de la Escuela Agrícola “Vista Hermosa” de Río Negro, está pronto a dejar un legado de reconocido valor .

Germán Fuentes, jefe de producción y Sergio Heager director de la Escuela.

El plantel educacional ubicado en la Región de Los Lagos, actualmente registra una matrícula de 400 estudiantes, hombres y mujeres que cursan entre primero y 4º medio, egresando con el título de Técnico Agrícola.

Pronto a jubilar, este notable educador es de alguna forma la memoria histórica de muchos hechos relacionados con la agricultura y qué decir de su filosofía de educar y, por sobre todo, de su vocación de educador. Por momentos, su expresión dulce nos recuerda al profesor Peter O’toole de la película “Good Bye Mr. Chips”, quien había dedicado toda su vida con abnegación a los educandos.

En 1977 llegó a la comuna cuando se estaba construyendo la infraestructura escolar y aún los patos nadaban en las lagunas cercanas. El primer año sus aulas albergaron a 90 alumnos y, desde entonces, han ido creciendo en todo orden, siendo reconocida por la comunidad regional por su excelencia académica y el buen nivel de los técnicos que egresan de ella.

Sobre esta anécdota que le resultó relevante en su trayectoria, el maestro nos contó que “Nueva Zelandia recopiló experiencia de distintos lugares y entre eso de nosotros los chilenos, especialmente de esta zona, que está marcada por los inmigrantes alemanes, nuestros antepasados. Entonces, hoy día lo que está faltando aquí son jóvenes que les guste el campo y que les guste trabajar con animales”, afirma el director.

Según señaló, a este establecimiento le ha ido muy bien en el contexto educacional de la región, “porque tenemos súper claro hacia dónde va el horizonte. Este colegio es parte de la red SNA Educa, quienes nos apoyan, nos orientan, nos capacitan, nos hacen los contactos y suscriben convenios internacionales pero, al mismo tiempo, nos da la facultad, las atribuciones y la responsabilidad del 100% de nuestros alumnos. Una vez que ellos egresan, tiene la opción de continuar con estudios superiores o se van a la vida laboral. Nosotros en general fomentamos que ingresen al mundo del trabajo, porque aquí hace falta mano de obra calificada. Hoy día está creciendo el avellano europeo, el maqui, la cereza, para qué decir los arándanos que ya se instalaron en la región hace rato y se requiere que los trabajen.”

“Esta escuela -agrega- fomenta la agricultura, porque más del 90% de lo que comemos viene del campo, de la tierra, por lo tanto, cuando los papás dicen a sus hijos ´¡cómo vas a estudiar agricultura!, ¡te vas a morir de hambre!` Yo digo todo lo contrario: el que nunca se va a morir de hambre es el que vive en el campo, porque puede tener sus animalitos, sus aves, su fruta, su huerta y si suma una actividad que le permita otro ingreso ¡mucho mejor! Yo fomento eso, por eso soy un enamorado de la educación técnica”, enfatiza Haeger.

Una impronta valórica

Respecto a la actual realidad de la educación técnica en Chile, el director hizo ver la falta de visión del Estado para potenciar este nivel educacional entre los jóvenes.
“Hace unos días escuché decir que entre unos 20 años más, de cada 10 nuevos trabajadores en este país, 5 van a ser extranjeros, 4 van a ser ingenieros y 1 va a ser técnico. ¡Eso es un absurdo!, se supone que deberían haber más técnicos que ingenieros. Es legítimo que los padres quieran que sus hijos sean universitarios, pero yo pienso, ¿tiene sentido que en 20 años más el que va a manejar el tractor o el bus, el que va a lavar la loza en los restoranes, el que va a hacer el aseo, sea ingeniero? Es un tema que hay que discutirlo y analizarlo.
Por mi parte apuesto mis 10 dedos a formar técnicos. Porque ese técnico, en la medida que haga bien su trabajo, que sea responsable, que esté comprometido con lo que está haciendo -.ya sea propio o para un tercero-, el día de mañana va a ser muy apetecido, porque será un especialista y será bien remunerado. Acá formamos a una persona con valores, como la disciplina, la honradez, la disposición, la puntualidad, la limpieza, la presentación personal y todo esto marca una diferencia. Esa es nuestra impronta y ya es reconocida en todo el país”, subraya.

La lluvia no es obstáuclo, los estudiantes se ven equipados con botas y trajes para el agua.

Gran parte de los educadores le dan mucha importancia a los valores, ¿eso está dentro de la filosofía de esta institución?
“De nuestra corporación, de la red SNA Educa, soy uno de los directores más antiguos y acá somos algo a la antigua. Aquí hay 400 niños y no hay ningún ruido, los niños son muy respetuosos y disciplinados. Como yo digo, acá se usan las dos manos, una para felicitar y la otra para tirar las orejas. Con los niños no se puede decir siempre sí. Yo tengo un dicho que dice: 9 veces sí, una vez no es igual 10 veces no, porque ellos son así. Es decir, pueden decirle al padre que nunca le dan permiso, aunque sí se le haya dado 9 veces. Basta una negación y el chico lo transforma en un 100%, y reclama que no lo entienden.
En esta Escuela de Río Negro, el 95% de los estudiantes son internos. Para estos 400 niños que están acá, nosotros somos sus papás y las profesoras son sus mamás, esto es una familia y, por lo tanto, inculcamos valores, porque esos son eternos.
La tecnología cambia, hoy tenemos una sala de ordeña donde todo es automático, todo es computarizado. El hombre ya no decide si le va a dar 1 kilo o 2 kilos de concentrado a una vaca, lo decide una máquina, un computador, de acuerdo a la producción. Antiguamente, para ordeñar 100 vacas se necesitaban 5 ordeñadores, hoy día en empresas grandes, 3 a 4 hombres ordeñan mil vacas. La tecnología está cambiando, pero lo que no cambia, es que a la vaca hay que darle comida al mediodía, hay que ordeñarla cada doce horas más o menos, que hay que prevenir las enfermedades, que tenga agua limpia, que los caminos estén en buenas condiciones, que en el lugar donde se va a ordeñar no anden con gritos, ni con perros, etc. El bienestar animal hoy día es primordial y este debe estar libre, tranquilo. Y para eso, necesitamos personas responsables que se hagan cargo de estas tareas y la responsabilidad es un valor fundamental en toda vida que se forma tanto en la escuela como en la familia.”

Esta escuela ¿es del Estado o es privada?
“Esta escuela y otras 68 nacen en el año 1982, mediante unos convenios con el Banco Mundial y están bajo el alero de la ley N°3166 que se llama SAD (Sistema de Administración Delegada), lo que significa que estos establecimientos son de propiedad del Ministerio de Educación. En esos años, hubo interés de instituciones interesadas en administrarlas, tales, como la Sofofa, la Sociedad Nacional de Agricultura y la Cámara de Comercio. La SNA administra en el país 20 colegios desde Alto Hospicio en Iquique hasta la Escuela Agrícola de la Patagonia en Coyhaique.”

¿La SNA pone dinero?
“Más que poner dinero la SNA hace convenios, contactos, por ejemplo, becaron alumnos a China y a Francia y ahora están haciendo convenios con Colombia. Entonces, la SNA sirve de nexo, es como nuestro padrino por decirlo así, y realiza distintas gestiones para que alumnos y profesores hagan pasantías al extranjero. Pero a nosotros los directores nos hacen responsables y si nos equivocamos va el tirón de orejas y si nos va bien nos felicitan.
Por otro lado, aquí hay ocho empresarios de la región, seis hombres y dos mujeres, que se reúnen una vez al mes. Son ingenieros agrónomos, médicos veterinarios, agricultores destacados, que nos ayudan, nos orientan y nos dan charlas sobre las proyecciones de la agricultura y las ventajas de vivir en el campo.
Hoy es frecuente la comparación entre vivir en el campo y la ciudad. Entonces el trabajador agrícola sabe que su hermano que trabaja en una empresa en Puerto Montt gana más que él, pero ese pariente tiene que pagar arriendo, luz, agua, calefacción y el perejil, tiene que pagarlo todo. En cambio la persona del campo, a lo mejor gana un sueldo menor, cosa que hoy día se está equiparando, incluso hoy día un ordeñador gana muy bien; pero además tiene la casa, la luz, el agua y la leña gratis e incluso puede que le den un goce de tener sus animalitos, sus gallinas, sus gansos, sus patitos. Todo eso es un beneficio económico que hay que considerar. Por otro lado, en la ciudad están todos amontonados, hoy la droga es hoy un gran riesgo para los jóvenes, en cambio en el campo el niño vive más sano con sus padres, hay más familia, y eso es una tremenda ventaja.
Además, el técnico agrícola que nosotros formamos, siempre va a hacer falta. De hecho, tenemos más de 100 de nuestros alumnos en Nueva Zelandia.”

¿Se quedaron allá o vuelven?
“Actualmente, el 50 % se está quedando allá y los que vuelven los empresarios lecheros se los pelean. Porque es un joven con dos años pasantía en Nueva Zelandia, vienen con el inglés, con conocimientos, totalmente formados y, lo más importante que yo observo, es que ellos se valoran, porque fueron capaces de surgir solos, de salir adelante. Entonces son muchachos que vienen a un ritmo de trabajo mucho más rápido, más dinámico. Muchos agricultores lecheros grandes, me dicen: ´Cuando vuelva alguien de nueva Zelandia avísame´. Y yo le digo: ´¡Ojo!, que a esos chicos hay que pagarles.´ Y están dispuestos a pagar más, porque van a producir más.”

¿Hay más opciones como éstas para los jóvenes?
“Otras escuelas igual envían a algunos chicos al extranjero, pero hay muchas alternativas como la CORFO que tiene un programa que se llama “Pingüinos sin frontera” que envía a alumnos a nueva Zelandia; el Ministerio de Agricultura también tiene el Semillero Rural que son niños que van a estudiar y trabajar. También están Manuka, Fonterra y hay muchas instituciones que están enviando a estudiantes para allá, los capacitan, incluso ahora están dispuestos a sacar un título de Técnico en Lechería consistente en 5 módulos: inglés, bienestar animal, reproducción, alimentación y la parte sanitaria y que se desarrolla bajo un convenio con la Universidad Austral de Valdivia, Chile Valora, la Sofofa, el Sence y Manuka. Se trata de un proyecto realmente espectacular para nuestros egresados, porque a los 20 años ellos pueden tener un segundo título internacional, que le da un tremendo respaldo y dominio del idioma inglés, que es otro plus.”

Escuelas especializadas

Como Técnicos Agrícolas ¿están orientados netamente a la lechería?
“Es como una especialidad. Nuestra Corporación tiene varias escuelas que se están especializando, por ejemplo, en la Escuela Agrícola Duao en Talca, su director Pedro Bejares, es un líder muy grande, muy bueno y ellos se especializan en equinos. Yo creo que es la única escuela en Chile que trabaja con caballos, donde la persona empieza a trabajar y a conocer al caballo hasta que, al final, el animal se tiende en la pradera y el alumno se sienta encima, lo que significa que lo ha domado y le obedece. Es algo digno de ver.
Después tenemos una escuela muy bien equipada en San Fernando, la Escuela Agrícola El Carmen. Yo diría lejos el mejor proyecto de agua que hay en Chile, donde los alumnos aprenden trabajando con distintos tipos de químicos, con diferentes tecnologías, desde una simple canaleta, hasta un equipo de riego computarizado espectacular su Director es un ex alumno del mismo Liceo y una gran persona Don Juan Pablo Mujica. La Escuela Agrícola en Molina es una de las 5 más antiguas de Chile, y su especialidad es el vino. Los niños van a las viñas, trabajan en medierías con otras empresas, con agricultores, hacen maquilas y tienen cualquier cantidad de estanques con diferentes tipos de calidades de vinos, por lo tanto, los niños se especializan en ellos lidera este proyecto una extraordinaria Directora la Sra. Claudia Torres. Y dentro de nuestra corporación, en Río Negro está la escuela donde tenemos 200 vacas en lechería, tenemos un manejo en pradera y acabamos de incorporar un segundo equipo de riego.

Equipo para generar biogás a partir de los riles de la lechería.

Otro logro de nuestra escuela es que estamos terminando un bio digestor para transformar las heces en gas, para ahorrar plata en la calefacción. Estamos creciendo, pero lo que nos falta hacer es cacarear el huevo como se dice, para que la gente que vive en Temuco, en Los Ángeles, en Linares en La Serena o en Punta Arenas, pueda venir a estudiar a Río Negro con animales, con lechería, con el veterinario que viene prácticamente todos los días, don Patricio Rosas Almonacid que también trabaja en la Adolfo Matthei en Osorno. Por algo esta escuela se llama “Vista Hermosa”, es bonita, tiene harta vegetación, buenas praderas y lo más importante buenas personas, buenos funcionarios, buenos trabajadores.”

¿Qué hacen con la leche?
“Se entrega a Soprole. Nosotros tenemos un convenio muy grande con esa empresa, que es excelente porque ellos nos ayudan y es bueno destacarlo, remarcarlo, porque dicen que las empresas no ayuda. Soprole sí, nos pone buses para trasladar a los alumnos del campo, de la costa, gente que no podría estudiar si no fuera por esta colaboración, porque ellos traen a los niños en buses para acá, los días domingo o los lunes en la mañana y los regresan a sus casas el viernes sin ningún costo. Por otra parte, la escuela también es gratuita, no se paga ni un peso ni para comer ni para dormir. Y Soprole nos ayuda a becar a los mejores alumnos que desean estudiar la carrera de Medicina Veterinaria en la Universidad Austral de Chile, a quienes les aporta recursos para pagar su arancel, el alojamiento y otros costos, con una ayuda de $400.000 mensuales durante 6 años. Eso es excelente, ojalá existieran muchas Soproles en Chile, así como también lo hace Manuka, Prolesur, que también nos está ayudado. Ellos recién acaban de seleccionar a 8 alumnos más para ir a nueva Zelandia, entre más de 100 postulantes de distintas edades y algunos con mucha experiencia, lo que significa la calidad, la diferencia que marca siempre este colegio a nivel regional y me atrevo a decir -¬con mucha humildad pero con mucha fuerza y cariño-, creo que es porque somos un modelo en Chile.”

Sergio Haeger se declara un hombre feliz y enamorado en primer lugar de su familia, señora e hijos, y luego de la educación. “Si volviera a nacer, volvería a ser profesor”, declara sin dudar.
“Se habla tanto de la calidad de la educación referida a comprar más libros, a que a los niños les vamos a comprar computadores, etc. Me parece que esto ayuda, pero la calidad de la educación se juega en el taller, en el campo, adentro de la sala de clase. Es ahí donde se aprende a pensar, a discrepar, a ponerse de pie, a exponer, a escuchar, a compartir con los demás niños, a hacer trabajos grupales y el liderazgo, el positivismo y la fe -y como yo digo- la gotita de oro, la guinda de la torta la pone el profesor. Eso está claramente comprobado con mis profesores que los conozco de hace 20, 30 ó 40 años. Ellos están enseñando a lo mejor menos cosas que otros, pero lo que enseñan es para que los alumnos las aprendan, las hagan suyas, y después el estudiante sea un constructor de su propia vida, ya que el profesor no es sólo profesor, es también un ingeniero, un arquitecto, un maestro, porque está construyendo, está elaborando, está haciendo procesos, y esa suma de procesos, donde también se incluye el hogar, la familia, es la calidad de la educación. En fin, la calidad de la educación no es una sola acción sino que son muchas que apuntan en la misma dirección.”

La pradera es la principal fuente de alimento (principios de abril).

Es un máximo de dos años lo que le quedan a Haeger para acogerse a retiro y las metas para ese tiempo son bien claras: “Quiero darle muy fuerte al inglés, al dominio del escenario, a la expresión del trabajo del alumno; fortalecer muchísimo el espíritu, la garra, el carácter para que a ese niño yo lo pare en Colombia, en México en Australia, en Nueva Zelandia, en China, en donde sea y se maneje y se destaque. Y cuando el empresario, el que anda mirando, le pregunte de dónde es, y él le responda `mire, señor, soy de Chile de la Región de Los Lagos, que queda a 900 kilómetros al sur de la capital y allá yo aprendí a colocar inyecciones, cortar las pezuñas a las vacas, atender un parto, inseminar, manejar un tractor, manejar un cerco eléctrico´ y así se diferencie del tipo que no sabe expresarse, que no coordina lo que señala o no se da a entender. Ese joven nunca va a tener un buen trabajo, los de mi escuela sí”, concluye.