Cuando las noticias aparecen en el clásico diario El Mercurio, el lector debe estar atento y hacer dos lecturas por lo menos.

Por un lado, si el tema está en sus grandes páginas, entonces es una realidad mercurial, que genera al mismo tiempo, un estatus como aséptico de todo contaminante izquierdista, de todo aquello que con tanta fruición se deja decir «ideologizado», así, citar como fuente al diario hegemónico siempre permitirá un escarceo con lo objetivo.
Por otra parte, la segunda lectura dice relación con la filosofía de la empresa El Mercurio que siempre deja ver el interés de una parte de la sociedad en desmedro de los otros, aquellos que oprimidos en la otra acera merecen la atención por defecto, no por un interés sustentado en la curiosidad, no, solo viene al caso porque enturbia el paisaje bucólico de la zona de confort.
Así, el lunes 13 de agosto, en la sección Economía y Negocios (cuerpo B16), resulta urticante leer la última noticia de la página, donde se titula: Colun duplica su crecimiento en recepción de leche y actores debaten sobre razones del alza.
Luego de exponer una serie de reconocimientos a la cooperativa, finalmente se cierra con la opinión de Watt’s, que señala literalmente: «se hace muy difícil captar productores de leche cuando se compite contra una empresa que, en la práctica, por el solo hecho de aceptar un productor cooperado le puede otorgar la facultad de no pagar impuestos».
En Chile no hay nada más fácil que captar productores lecheros, por cuanto no existe contrato, basta avisar a la planta que el camión no pase a retirar la leche y se avisa a la otra industria receptora que envíe el camión y sería todo. Esto, porque en Chile no existen contratos. Es todo de palabra.
Esto es una realidad que la pueden comprobar a diario las plantas queseras, o como lo hizo La Vaquita, que en el corazón terrenal de Soprole captó clientes por doquier, consiguió toda la leche que quiso, todo el tiempo que quiso. Por lo tanto, no es efectivo que sea difícil conseguir clientes, es la operación más fácil que uno pueda imaginar. En consecuencia, el texto de El Mercurio es falso.
Por otro lado, Colun no anda buscando nuevos cooperados. En consecuencia, la cooperativa no está compitiendo en el mercado por productores. Ellos tienen ya suficiente con los cooperados que la conforman, por ahora no quieren más y es vox populi, que muchos quisieran incorporarse a la Colun, por muchas razones absolutamente atendibles y comprensibles.
Finalmente, el texto hace creer al lector que el cooperado no paga impuestos, y si somos más finos en la interpretación, podría concluirse también del mismo texto, que la cooperativa tendría el beneficio de no pagar impuestos como consecuencia de incorporar a un cooperado.
Esto no es inocente, esta falta de claridad es imperdonable en el afamado diario, por cuanto ellos sí saben de lenguaje y comunicaciones.
Para el lector convencional de las urbes por donde circula El Mercurio, se deja ver que el alza del crecimiento de COLUN se debe a un problema de los impuestos. Como Colun no paga impuestos, entonces ellos pueden crecer el doble a costa de un detrimento del negocio de las empresas que no son cooperativas.

Sin embargo La Vaquita creció y creció muchas más veces que COLUN y en menos años, siendo tan exitosa su operación que el 2017 se vendió en 106 millones de dólares y nunca se escuchó decir de Rodrigo Tobar que pagaba muchos impuestos o que sería mejor su vida comercial si Colun no existiera.
Será interesante saber que resultará al final de todas estas declaraciones. Sabemos que Watt’s no está sola, solo es la cara prestada por ahora, de un grupo importante de industriales lecheros que ven en la cooperativa de La Unión una piedra en el zapato.
Finalmente, los mercurianos todavía no saben que es un debate, de modo que el título es inapropiado, porque en la noticia nunca afloró el debate. Bueno, a lo mejor para El Mercurio, eso es un debate.
Larga vida a la Magia del Sur!!!