RECOMENDACIONES PARA LA TEMPORADA DE PARICIONES

Dr. WILLIAM CESPED M. Médico Veterinario (MS) Gerente Técnico Vet-Point www.vetpoint.cl

El inicio de la temporada de pariciones, es uno de los momentos más importantes en producción caprina, puesto que este proceso fisiológico se relaciona directamente con la productividad del rebaño y con la rentabilidad económica del sistema productivo.

Uno de los objetivos principales de la temporada de pariciones es conseguir que todas las hembras preñadas logren parir una o más crías vigorosas e inicien prontamente su etapa de lactancia, sin contratiempos en el período periparto y durante las primeras 4 a 6 semanas postparto, debiendo aumentar su tasa de consumo de alimentos y agua, para producir la mayor cantidad de litros de leche en su etapa de lactancia.

Desde el punto de vista de las estrategias de manejo, se debe tener claridad sobre la fecha probable de inicio de los partos en el grupo de hembras preñadas, así como la duración de la temporada de pariciones, con el objetivo de preparar todos los recursos necesarios para que todo el proceso sea plenamente coordinado y exitoso.

Se recomienda establecer un “Protocolo de Trabajo” que considere los manejos recomendados en el período inmediatamente previo al parto (preparto), al momento de la parición y durante los tres primeros días postparto, especialmente en sistemas de producción caprina lechera intensiva. Recordemos que luego de este período inicial comienza la ordeña comercial en las hembras paridas y, por otro lado, la crianza artificial de las crías hembras que serán destinadas a reposición.

Preparación de las instalaciones para la parición.

Se debe disponer de un lugar o área especial para el proceso de parición e idealmente contar con un número suficiente de corrales o maternidades, con cama de material absorbente, fuente de agua y alimento (comederos).

Se debe verificar que el material de las camas sea absorbente, confortable y que reduzca el riesgo de crecimiento de agentes patógenos (bacterias y otros). El material de las camas puede ser orgánico (tierra, paja, aserrín, etc.) o inorgánico (arena, gravilla, etc.), siendo lo más importante que sea compatible con el almacenamiento y los sistemas de manejo del estiércol.

El lugar o área de parición debe estar protegido del frío y de la lluvia, con buen drenaje, limpio, seco y en un ambiente tranquilo y adecuadamente ventilado. En caso de ser necesario, debe instalarse una fuente de calor (lámpara infrarroja) para los recién nacidos, para evitar cuadros de hipotermia y mortalidad.

La parición.

Las hembras deben trasladarse hacia los corrales o maternidades cuando estén próximas a la parición.
Los signos inminentes de parto son gran abultamiento abdominal, de la vulva y de la ubre, además de un cambio de conducta en las hembras (inquietud), con disminución del consumo de alimentos, dilatación del canal del parto y bajada de calostro. El parto se desencadena con la aparición de contracciones abdominales y escurrimiento de fluidos vaginales por ruptura de las membranas fetales.
Existe una tendencia a la ocurrencia nocturna de los partos y el proveer un ambiente tranquilo para las hembras favorece un óptimo proceso de parición, sin necesidad de intervención por parte de los encargados de los animales.
En general, el parto es un evento que resulta muy sencillo para las cabras e incluso puede desarrollarse de pie. Dura aproximadamente una hora, aunque puede prolongarse en el caso de los partos múltiples. En un 70 % de los casos, la presentación del feto es anterior, es decir, con la cabeza y los miembros anteriores extendidos hacia adelante, con la nariz entre las manos.
En condiciones normales las cabras paren entre 1 y 3 crías vivas por parto.
Uno de los factores determinantes en la viabilidad y rendimiento productivo de las crías es su peso al nacimiento. Los mayores pesos al nacimiento se registran en machos únicos hijos de madres adultas y bien alimentadas, en comparación con las crías hembras nacidas en partos múltiples (mellizos, trillizos).
La incidencia de partos dificultosos o distócicos que requieren intervención del operario es muy baja e inferior al 5 %, ocurriendo principalmente con crías de mayor peso (5 kgs) al nacimiento y en las cabrillas de primera parición.

Supervisión de la parición.

El parto es un proceso normal en la vida de las hembras reproductoras que siempre requiere supervisión por parte de personal entrenado, aunque rara vez implica intervención directa, por lo cual la ayuda manual en la parición sólo debe reservarse como una medida de último recurso.
Si una hembra no he registrado ningún progreso dentro de una hora de después de comenzar las labores de parto o ruptura de las membranas fetales, se debe intervenir inspeccionando el canal del parto, para determinar la condición de la cría y el estado de dilatación.
La manipulación de la hembra parturienta debe ser cuidadosa y manteniendo una apropiada higiene, para que el proceso concluya en forma satisfactoria para la hembra y la cría.

Cuidados al momento de intervenir el parto.

La principal precaución antes de manipular una hembra durante su parición es limpiar y desinfectar la zona con una solución antiséptica diluida en agua. Se deben utilizar guantes y para evitar heridas a la hembra o al momento de traccionar el feto se debe emplear lubricante (vaselina líquida).
Luego de la intervención se debe volver a asear y desinfectar la zona de manipulación, con el objetivo de reducir el riesgo de infecciones.
Todos los residuos deben ser eliminados en bolsas cerradas, para luego ser enterrados en un foso.
Una vez concluido el parto, se debe asear y limpiar el corral o paridera, retirando restos de tejidos para su entierro. En seguida se debe aplicar una solución desinfectante diluida en agua, preferiblemente que posea efecto aún en presencia de materia orgánica y que cuente con efecto residual por varios días.
Realizada la higiene y desinfección, se puede proporcionar nueva cama de material absorbente para la atención de nuevos partos.

Registros.

Uno de los manejos más importantes de la temporada de pariciones, es elaborar un apropiado sistema de registros donde se incluya:
– Fecha de parición
– Identificación de las madres (número de arete)
– Tipo de parto (normal o dificultoso)
– Número de crías nacidas
– Sexo
– Peso vivo al nacimiento.

Con estos antecedentes será posible estimar una serie de parámetros bioproductivos, donde destacan la tasa de parición, la tasa de prolificidad, la incidencia de partos normales (y distócicos) y el peso al nacimiento.

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