Laguna de Aculeo: Crónica de una muerte anunciada

Leopoldo Sánchez Grunert. Médico Veterinario

 

 

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En el año 2011 los vecinos de Aculeo ya manifestaban su preocupación por una persistente baja del nivel del agua de la laguna. Según datos de la Dirección General de Aguas de aquella época, en el año 2011 el nivel alcanzaba los 7,5 metros de profundidad (históricamente rondaba los 10 metros) y se proyectaba que para marzo de 2012 bajaría a 6,5 metros.
Un estudio del Ministerio de Medio Ambiente en el año 2015, detectó que entre el año 2010 y el 2015, la Laguna de Aculeo evidenció una disminución de su superficie cubierta con agua en un 55%, pasando de 10,6 a 4,8 kilómetros cuadrados.
En el año 2016, Alejandra Figueroa, jefa de la División de Recursos Naturales y de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, señalaba que “con la tendencia de disminución de precipitaciones y bajo el actual manejo de la laguna, ésta podría desaparecer.”
Lo que ha ocurrido en la Laguna de Aculeo es consecuencia de una pésima planificación territorial, proliferación de condominios y la mega agricultura, ello ha impactado en la baja de los niveles del acuífero y el escaso oxígeno que tienen las especies parea subsistir”, manifestó el académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Pablo García en la Radio U. de Chile a fines de 2017.
La comunidad de Paine está dividida sobre las causas del fenómeno. Mientras unos lo atribuyen a la sequía, otros apuntan al sobreconsumo de agua en casas y parcelas. Fuente: Emol. 9 mayo de 2018.
El cambio es desolador. Donde antes navegaban lanchas deportivas, se practicaba esquí acuático o se hacía velerismo, hoy se aprecia un lecho resquebrajado por la sequedad, vacas que buscan los últimos pastos disponibles.
Rubros como el turismo (hay varios campings con marinas), acusan el impacto.
Cifras en mano, el alcalde Diego Vergara lo atribuye a la prolongada sequía que ha afectado a la zona central. Dirigentes ambientalistas, en cambio, culpan a la sobreexplotación del acuífero por parte de los dueños de parcelas de agrado y agrícolas que rodean la laguna (suman más de 800).
Habitantes del sector han señalado : “Esto es lo que siempre ocurre con el extractivismo descontrolado, cuando no hay regulación y cuando se les regala el derecho del agua a los privados”.
Otros más drásticos en su análisis dicen: “Le mejor ejemplo de ese fraude llamado Libre Mercado”
En Noviembre del año 2015, el Centro de Ciencia del Clima y la Resciliencia señalaba en un estudio denominado “La megasequía 2010-2015: Una lección para el futuro”, lo siguiente:

La actual sequía –extensa, prolongada y cálida- ha tenido impactos perjudiciales a lo largo de Chile central, pero ofrece una lección reveladora para enfrentar el clima futuro, más cálido y seco, e incrementar nuestra resiliencia frente a las fluctuaciones climáticas naturales y antrópicas. Sequías de uno o dos años han afectado de manera recurrente la zona central de Chile durante su historia, asociadas a variaciones climáticas de origen natural. Ocasionalmente, el déficit hídrico ha superado el 50% (como sucedió en los años 1925, 1968 y 1989) lo que ha impulsado la construcción de embalses, la creación de subsidios agrícolas y otras medidas paliativas frente a eventos extraordinarios. Desde el año 2010 el territorio comprendido entre las regiones Coquimbo y la Araucanía ha experimentado un déficit de precipitaciones cercano al 30%. Esta pérdida de lluvias ha permanecido desde entonces en forma ininterrumpida y ocurre en la década más cálida de los últimos 100 años, exacerbando el déficit hídrico a través de la evaporación desde lagos, embalses y cultivos. La persistencia temporal y la extensión espacial de la actual sequía son extraordinarias en el registro histórico. Este evento, que hemos denominado «megasequía», tampoco tiene análogos en el último milenio de acuerdo a las reconstrucciones climáticas en base al crecimiento de anillos de árboles. Ante los múltiples impactos de la megasequía nuestra sociedad ha respondido de diversas formas, no obstante, en general lo ha hecho suponiendo que este es un evento extraordinario pero transitorio. Sin embargo, al menos un 25% del déficit de precipitación durante la megasequía es atribuible al cambio climático antrópico, y por lo tanto no transitorio.

Este impacto, se prevé, seguirá contribuyendo durante el siglo XXI a una progresiva aridificación de la zona centro y sur de Chile, incrementando la ocurrencia de sequías extensas y prolongadas como la actual.
Acá viene bien revisar, si realmente queremos ser una potencia agroalimentaria de nivel mundial. Porque sin tierra y sin agua, que es lo que ha ido sucediendo, es poco lo que se puede hacer hacia el futuro si las actuales generaciones no reparan y corrigen el manejo de ese cada vez más escaso recurso natural como es el agua.