La rentabilidad lechera puede manejarse en gran medida mediante la nutrición y alimentación (1° parte)

Felipe Pino San Martín. MV
PhD Mención Nutrición de Rumiantes
Pennsylvania State University, USA
pinovet@gmail.com

Para muchos la rentabilidad de las explotaciones lecheras no es suficiente y en gran medida esto ha llevado a una fuerte disminución de las explotaciones dedicadas a esta actividad en los últimos 15 años. Pero para otros, las empresas productoras de leche sí son rentables, y el mejor ejemplo de ello es que los grandes campos dedicados a este rubro han crecido en la misma proporción que los campos que han desaparecido. Pero, ¿qué hace la diferencia entre uno que crece y otro que desaparece? La respuesta es muy simple y muy compleja a la vez, la rentabilidad.
La rentabilidad de un predio se puede intervenir de muchas maneras, sin embargo, si ponemos el foco en uno de los ítems de mayor impacto en la producción lechera, como es la alimentación y nutrición de las vacas (entre 60 a 75% del total de los costos de producción están asociados a este ítem), podemos mejorar mucho la rentabilidad del predio.
En un estudio presentado por INIA, donde se comparan los factores que afectan la rentabilidad en lecherías de la zona sur vs lecherías de Inglaterra (Tabla 1), se aprecia que uno de los factores más importantes es la carga animal para poder tener una mayor producción por hectárea. Sin embargo, en planteles de la zona sur de Chile los mayores factores asociados a la rentabilidad están asociados al rendimiento por vaca y costos de producción.
Tabla 1. Importancia relativa de los factores que explican las diferencias en el resultado económico de los sistemas lecheros en la Décima Región.

En Inglaterra, uno de los factores más importantes es la carga animal para poder tener una mayor producción por hectárea

Pero como ya fue mencionado anteriormente, la mayor proporción de los costos de producción están asociados a la alimentación. Sin duda, que mejorando los índices de utilización de pradera y reducción del costo de alimentación podemos mejorar enormemente la rentabilidad predial. Estudios demuestran que los predios de más alta productividad están altamente correlacionados con predios de alta rentabilidad, principalmente porque utilizan de mejor manera sus recursos propios, disminuyen la incorporación de alimentos externos y por sobre todo, tienen una mejor utilización de la pradera. En la zona sur, el manejo del pastoreo es la base de un sistema exitoso y rentable, el manejo adecuado del pasto a bajo costo es crítico. Hacer un máximo de esfuerzo en la producción de los forrajes ofrece una oportunidad considerable para reducir los costos.

En los Estados Unidos, el costo estimado del pasto “cosechado” por la vaca es aproximadamente la mitad del costo de las leguminosas ensiladas o los forrajes de pasto en base a materia seca. La ingesta de la vaca lechera y la eficiencia con la que se utiliza el pasto de bajo costo es el factor más importante que determina la rentabilidad. En el pastoreo, se trata de maximizar el consumo por auto cosecha y tratar de disminuir al máximo la suplementación con alimentos externos.

Con buenos sistemas pastoriles, estudios han demostrado que las vacas Holstein pueden llegar a consumir entre 18 y 20 kg/MS/día, lo que representa el 3% de su peso vivo. Esta cantidad provee suficiente energía y proteína lo que en momentos óptimos de la pradera y óptimos de consumo puede llegar a soportar una producción de 25-26 lt/día. Sin embargo, es oportuno advertir que, la mayoría de las vacas pueden perder condición corporal para lograr esta producción, ya que la energía excretada en la leche excede el consumo de energía proveniente desde el pasto. La ingestión de pasto y los rendimientos de leche de esta magnitud solo se pueden lograr en la primavera o al principio del verano, cuando el crecimiento y la calidad del pasto son altos.

En sistemas confinados, el CMS se determina mediante el manejo de la alimentación, la cantidad de alimento, la frecuencia de alimentación y otros factores. El consumo de pasto por parte de la vaca lechera en pastoreo está determinada en gran parte por la efectividad de la vaca para cosechar el pasto en el campo. Cuanto consuma depende principalmente del tiempo de pastoreo y la tasa de ingesta durante ese período de pastoreo. La cantidad de pasto consumido está determinado por la cantidad de tiempo de pastoreo; la velocidad a la que se lleva el pasto a la boca y la cantidad de pasto que se ingiere con cada mordisco o tamaño de mordida. Esto puede describirse simplemente como ingesta de pasto = tiempo de pastoreo x tasa de mordida x tamaño de la mordida. El tiempo de pastoreo y la tasa de mordida son factores que dependen principalmente de los animales, lo que significa que los productores de leche tienen poco control de estos factores. Esto es lo que hace difícil la evaluación del consumo en sistemas pastoriles.

Figura 1. Factores que influencian el consumo de pasto

La cantidad de pasto consumido, está determinado por el tiempo de pastoreo; la velocidad a la que se lleva el pasto a la boca y la cantidad de pasto que se ingiere con cada mordida.

1 y 2 Factores asociado al animal
3 Factores asociado a la pradera
Las vacas de alta producción tienen más apetito que las vacas de baja producción, y consecuentemente pastan por períodos más largos (500 a 700 minutos / día) y tienen altas tasas de consumo (hasta 65 bocados / minuto). Sin embargo, el principal factor que influye en la ingesta de pasto es la cantidad de consumo de forraje por bocado o masa de mordida. La masa de la mordida puede ser controlada por el manejo de la pradera. Pequeños aumentos en la ingesta / mordedura pueden tener un efecto importante en la ingesta diaria de pasto y el rendimiento animal. Esto va a ser determinado principalmente por la disponibilidad de pasto que presente la pradera. El tamaño de la mordida se ve influenciado principalmente por factores asociados a la planta, como la altura y la densidad del pasto (plantas/há), y la proporción de hojas verdes en el pasto. Si la ingesta por bocado disminuye, como inevitablemente pasa cuando hay escases de forraje o con bajo crecimiento como en verano, las restricciones en la tasa de bocado y el tiempo de pastoreo significan una reducción en la ingesta diaria de forraje. Como el tiempo es limitado y las vacas también necesitan dedicar tiempo a rumiar para poder digerir de manera óptima la pradera, es que en estas situaciones, es fundamental la suplementación. Está demostrado que las vacas que realizan una mayor cantidad de bocados presentan una mayor producción de leche al día, por lo tanto, a mayor tasa de consumo de forraje de la pradera, menor es el costo de alimentación y mayor va a ser la rentabilidad predial.

Es importante recalcar que en sistemas confinados un factor fundamental es el tamaño de partícula de la ración. Se ha demostrado que las vacas degluten siempre al mismo tamaño de partícula, entre 9-10mm, por lo que si el tamaño de la fibra es muy largo, va a aumentar el tiempo de masticación y disminuir la tasa de consumo, lo cual puede repercutir fuertemente en el consumo total y la producción láctea. Es por esto que los italianos chopean el pasto a 0.5 cm para producir el queso Parmesano. Ellos no presentan problemas de acidosis aun cuando el tamaño de partícula es muy pequeño, sin embargo ellos han demostrado que todas las partículas superiores a 0.4 cm son capaces de estimular la rumia y actuar como fibra físicamente efectiva. Por lo tanto el tamaño de partícula es fundamental en los sistemas confinados para estimular una mayor tasa de consumo, una producción láctea y una dilución de los costos fijos, por ende una mayor rentabilidad.

Otro antecedente importante para maximizar la rentabilidad es considerar la variación que pueden tener nuestros insumos. Estas variaciones, ya sea en cuanto a calidad o MS, pueden generar importantes alteraciones en la formulación de una ración o en estimar el consumo de nuestras vacas. Por ejemplo, si se realiza un ensilaje en trinchera o parva, donde podemos incluir en el forrajes de diferentes potreros, la composición nutricional del ensilaje no va a ser igual si proviene de un área baja del campo con mayor humedad, o de otro sector del campo con más o menos malezas, o como habitualmente pasa en el ensilaje de maíz sin riego tecnificado, es que la calidad del ensilado no va a ser igual en todo el silo, por mayor o menor desarrollo y contenido de almidones de diferentes partes del potrero cosechado. Otro ejemplo, es que muchos saben la gran diferencia en calidad que se puede presentar en la alfalfa de 1°, 2°, ó 3° corte, ya sea para fardo o para ensilaje. Por lo tanto, lo importante es tratar de analizar el forraje lo más seguido posible, dentro de las posibilidades, al menos una vez o dos veces al mes. En el caso de ensilaje de bolos lo más importante es marcarlos según calidad una vez que se estén haciendo o cuando provengan de otro campo hacer una análisis de algunos bolos. No es suficiente ordenarlos de manera diferente, muchas veces esa información la puede tener el propietario o el administrador, pero quien realiza el trabajo de forrajeo de animales generalmente es otro trabajador del campo, al cual se le facilitaría el trabajo y se alimentaría en forma óptima si los bolos están claramente identificados por calidad (se pueden poner 1, 2 ó 3 tickets para indicar calidad).
En la Tabla 2 se obervan las variaciones que puede tener un ensilaje de diversas fuentes. Claramente, no es lo mismo suplementar un ensilaje de alfalfa que contenga 20% PC que otro de 15% o el alto porcentaje de variación de la fibra FDN que puede llegar a casi un 10%. Obviamente la respuesta del animal no va a ser igual.
Tabla 2. Variación nutricional de forrajes conservados

Variación nutricional en forrajes (NRC, 2001)
PC % FDN % FDA % Lignina %
Ensilaje Maíz
Contenido 8,5 44,5 27,5 4,0
% de Variación en 1000 análisis ±1,8 ±9,3 ±5,3 ±2,0
Ensilaje Alfalfa
Contenido 20,0 36,7 30,2 6,2
% de Variación en 1000 análisis ±5,0 ±8,5 ±5,8 ±2,8

Lo mismo podemos ver en un ensilaje de ballica de trinchera, Tabla 3 que la variación en MS puede alcanzar el 44.7% y la FDN un 25%. De esta manera es imposible poder estimar una adecuada formulación de ración para complementar la pradera y nos puede llevar a tomar decisiones erróneas en cuanto a la alimentación de las vacas. Muchas veces podemos pensar que estamos suplementando 5 KG de MS de algún ensilaje, pero si los días previos llovió y el ensilaje se mojó, esto puede llevar a una variación de hasta 2 kg de MS, lo que perjudicaría la ingesta diaria y por ende las vacas disminuirían la producción.
Como vemos en la figura 2, la digestibilidad de los almidones en los diversos ensilajes de maíz es muy distinta, por lo que formular una ración en base a un ensilaje u otro es muy distinto, y por su puesto hay que tener en consideración que la respuesta del animal, también va a ser diferente, porque en rigor son productos diferentes.

Figura 2. Digestibilidad in vitro de almidón en diferentes muestras de ensilaje de maíz

Tabla 3. Variación de ensilajes de trinchera muestreado en diferentes partes del silo

El heno de ballica o cualquier forrajera tiene también grandes variaciones nutricionales
Saber el contenido y valor nutricional de un bolo, es básico para formular una ración con fines rentables


Análisis ensilaje ballica (trinchera)
% MS FDN FDA
Desviación menor 5,2 5,4 1,1
Desviación mayor 44,7 24,8 20,0
Promedio desviación 21,0 14,4 9,9

Reflexión final
Considerando que el negocio lechero es de una rentabilidad que no es simple de conseguir, es necesario tener mucha conciencia de que la contundencia que tiene la alimentación en la producción de leche es tan gravitante, que pequeños errores de cálculo en base a supuestos, pueden generar serios encubrimientos de la rentabilidad y por largos meses. Es decir, podemos creer que estamos haciendo bien las cosas porque nos basamos en tablas o en valores promedios de años anteriores, sin embargo, cada año es diferente y en consecuencia mi recomendación es hilvanar fino, y eso significa invertir en medir con precisión lo que las vacas van a consumir. Una lechería puede dejar de ganar muchos millones de pesos al mes, por ahorrar un análisis mensual del silo, los bolos o lo que se integre en la fórmula de alimentación diaria de sus animales.