Dos enfermedades parasitarias de temer

Fernando Fredes Martínez (M.V.; M.Sc.; Dr.Cs) Profesor Asociado, FAVET, Universidad de Chile

 

Criptosporidiosis v/s coccidiosis bovina

Desde hace algunos años, se ha ido despejando la confusión que ha existido en terreno, en el diagnóstico de las diarreas típicas de los terneros en sus primeras semanas de vida, en tal sentido, seguro que muchas coccidiosis se confunden aún hoy con criptospridioisis y viceversa.

Mantener terneras libres de estos dos parásitos es un gran desafío para el médico veterinario y el plantel

La criptosporidiosis bovina es una enfermedad parasitaria del aparato digestivo, producida por un protozoo parásito obligado del phylum Apicomplexa y del género Cryptosporidium spp. En tanto que la coccidiosis o eimeriosis bovina, que también tiene como órgano blanco el aparato digestivo, se considera que es producida solo por protozoos parásitos obligados del phylum Apicomplexa, pero del género Eimeria spp.
Aunque las especies de Cryptosporidium se conocen y se han descrito desde comienzos del siglo veinte, ha sido a fines de éste cuando se ha reconocido como un agente patógeno ampliamente distribuido en diferentes especies animales, como en la animales de producción, aves de corral, animales de compañía y de vida silvestre, así como una amenaza para la salud pública. Este protozoario se encuentra descrito en todos los continentes, incluida recientemente la Antártica. Tanto en los humanos y algunos animales, a nivel nacional e internacional es considerada una zoonosis re-emergente.
En la actualidad, se reconocen alrededor de 31 especies de Cryptosporidium, de los más de 40 genotipos descritos en diversos hospederos vertebrados, en base a diferencias genéticas, morfológicas y de sitio de infección. En bovinos, son al menos cuatro las especies habitualmente descritas de Cryptosporidium que producen infección: C. parvum, de mayor prevalencia en terneros neonatos y la más importante; y C. andersoni, C. bovis y C. ryanae. Además, recientemente también se ha descrito a Cryptosporidium ubiquitum en bovinos.
Por el otro lado, hay 13 especies de Eimeria reconocidas en bovinos, siendo E. bovis y E. zuernii como las descritas con mayor patogenicidad.
La criptosporidiosis es la principal causa oportunista en diarreas infecciosas de terneros menores de un mes y en vacas con otras afecciones de base. Así también se señala que la criptosporidiosis bovina es más común en edades menores de las tres semanas y más aún en los expuestos entre los cuatro y quince días de edad. En tanto que la coccidiosis constituye una de las más importantes parasitosis bovinas, pudiendo ser una causa de mortalidad de origen parasitario en terneros que van desde un mes hasta 8 meses edad y también desde 8 a 16 meses, y a pesar de presentarse en forma muy esporádica en animales adultos, también es la primera de origen parasitario.

Ambas enfermedades se asocian a la crianza artificial de terneros, afectando principalmente a animales recién nacidos y se caracterizan clínicamente por distintos grados de diarrea. En tanto que, solo la cryptosporidiosis es zoonótica, pudiendo llegar a producir, en pacientes humanos inmunocompetentes una diarrea autolimitante, en tanto que en personas inmunocomprometidos, es una enfermedad clínica grave que se asocia a una severa deshidratación, lo que unido a un difícil tratamiento puede ser mortal.
Se ha descrito que los terneros infectados con el protozoario Cryptosporidium spp. suelen ser asintomáticos, y sólo animales estresados o con una patología concomitante muestran manifestaciones clínicas de una criptosporidiosis.
A pesar de que existen similitudes en los ciclos de vida de ambos agentes, varias características distinguen al género Cryptosporidium del resto de los coccidios. Dentro de éstas, se encuentra la relativa especificidad de hospedador, capacidad de autoinfección endógena, localización intracelular y extracitoplasmática en la célula hospedadora y resistencia a la terapéutica antiparasitaria. Otra gran diferencia es que los ooquistes de Cryptosporidium son inmediatamente infectantes.

Corte histológico de intestino grueso con un OOquiste infectante o esporulado de Cryptosporidium parvum

Transmisión
Las vías de transmisión incluyen todos los vehículos que  contengan un número de ooquistes  suficientes para provocar infección, siendo las más comúnmente reconocidas para el ser humano el agua y los alimentos.  De esta manera, desde el punto de vista de salud pública, la transmisión indirecta a través de fómites o vectores biológicos es factible, ya que es frecuente encontrar ooquistes de Cryptosporidium spp. en aguas para consumo humano.
En consecuencia, la principal transmisión de ambos agentes es horizontal y la infección ocurre con la ingestión de ooquistes. Sin embargo, en los animales, como por ejemplo, en terneros, la transmisión del parásito sería principalmente directa, vía fecal-oral, y la principal fuente de infección serían las heces excretadas por los animales neonatos con diarrea, aunque también, hay que considerar la eliminación de ooquistes por parte de los animales adultos, que actúan como portadores asintomáticos.
La criptosporidiosis y coccidiosis transmitida por agua es particularmente importante, debido a que los ooquistes de ambos agentes son resistentes a desinfectantes, siendo particularmente importante que Cryptosporidium es resistente al cloro, comúnmente utilizado para el tratamiento de aguas.

Extendido de heces con OOquistes de Cryptosporidium spp. teñidos mediante aureamina (400x)

La contaminación de aguas de consumo humano con material fecal de ganado bovino o humano, se ha asociado con brotes de diarrea causada por este último agente. Por lo anterior, este Cryptosporidium debe ser considerado como un importante problema de salud pública, ya que los métodos usuales de tratamiento de aguas potables no son completamente eficaces en la remoción o inactivación de los ooquistes.

Diagnóstico
El número de comunicaciones de brotes de criptosporidiosis en países desarrollados, por consumo de aguas contaminadas con este agente, se ha incrementado en los últimos años. De esta manera, es frecuente encontrar Cryptosporidium spp. en aguas superficiales, subterráneas, estuarios de mar y potable, por lo que su hallazgo podría ser utilizado como un indicador de calidad e inocuidad de agua.

Extendido de heces con OOquistes de Cryptosporidium spp. teñidos mediante Ziehl Neelsen (1000x)

El hecho que los ooquistes de Cryptosporidium sean infectivos aún en bajas dosis, siendo su dosis mínima infectante de 1 a 30 ooquistes, así como el bajo número de ooquistes presente habitualmente en muestras ambientales, hacen necesarios métodos rápidos y sensibles para detectar ooquistes tanto en muestras fecales como en matrices ambientales, como el agua.
El método diagnóstico de rutina para visualizar ooquistes de Eimeria en heces se realiza mediante un examen coproparasitario de flotación, en tanto que los ooquiste de Cryptosporidium spp., por su pequeño tamaño y su ácido alcohol resistencia, se realiza en heces a través de la visualización microscópica de éstos con técnica de tinción de Zielh-Neelsen modificada (ZN). Otra técnica de tinción para el diagnóstico de este último protozoo en muestras clínicas, es la de Aureamina (AU), utilizada principalmente en medicina humana. Además de estas técnicas, en animales también se ha utilizado el examen histológico de intestino delgado para localizar el parásito en la mucosa, pero es un método invasivo y de escasa sensibilidad.
Por otra parte, la técnica diagnóstica más ampliamente usada para la detección de Cryptosporidium spp. en muestras de agua es el ensayo de inmunofluorescencia (IFA), técnica laboriosa, que requiere un gran número de ooquistes para su detección y presenta un alto número de resultados falsos positivos y falsos negativos.
En los últimos años se han desarrollado a nivel mundial métodos moleculares basados en la Reacción de la Polimerasa en Cadena (PCR). Estos últimos han sido aplicados a muestras fecales y ambientales, mostrando una alta sensibilidad y especificidad, junto con la ventaja de permitir el análisis rápido de muchas muestras, de tener un bajo costo y la posibilidad de discriminar entre especies.

OOquiste infectante de Cryptosporidium donde se observa los esporozoitos en su interior.

El estatus en Chile
En Chile, hasta la fecha, al menos en el área veterinaria se han descrito hasta un 50% de prevalencia predial a Cryptosporidium spp. en terneros diarreicos de planteles bovinos lecheros ubicados en la Región Metropolitana y de Los Ríos. Así también, se ha descrito que el protozoario presente en estos planteles de la Región Metropolitana es Cryptosporidium parvum, uno de los agentes más destacados causantes del síndrome de diarrea neonatal en rumiantes, siendo la especie zoonótica más importante para el ser humano, lo anterior descrito por análisis molecular de las muestras positivas. De igual modo, existen antecedentes de laboratorios chilenos que realizan protocolos de detección microscópica y molecular de Cryptosporidium spp. a partir de muestras de agua.

Tratamiento
Como ya fue indicado, ambas parasitosis se contraen fundamentalmente, por ingestión de los ooquistes. Este hecho, hace que las medidas sanitarias efectivas deben recaer, necesariamente, en la implementación de medidas adecuadas para prevenir la transmisión del parásito.
Por último y en relación al tratamiento, en el caso de la coccidiosis existe un arsenal terapéutico útil y seguro de usar. Lo anterior dado que la terapéutica de la coccidiosis fue desarrollada mayormente para la avicultura. En la coccidiosis bovina las drogas más utilizadas en la actualidad para su tratamiento y prevención son: • aquellas que actúan por inhibición del transporte de electrones y la fosforilación oxidativa como Decoquinato, Toltrazuril y Diclazuril; aquellas que actúan por inhibición sinérgica del metabolismo del ácido fólico como las sulfaminas; aquellas que inhiben la hipoxantina y la guanina dentro de la célula eucariota infectada como arprinocid; aquellas actúan por inhibición competitiva del transporte de tiamina a través de la membrana celular comprometiendo la formación de merozoítos como amprolio; aquellas que actúan en la inhibición de la síntesis proteica como clindamicina y spiromicina; aquellas que provocan la destrucción de la integridad de membranas como salinomicina, lasalocid y monensina.
En cambio, hasta la fecha, no existen fármacos 100% eficaces contra la criptosporidiosis animal ni la humana. Esto, a pesar que la lista de productos probados ha sido larga. Este hecho podría estar relacionado a la ubicación de este agente parasitario en el hospedero, ya que como fue relatado anteriormente se encuentra a nivel intracelular, pero extracitoplasmático. Por esto, la higiene incluyendo la desinfección, sigue siendo la herramienta de manejo más efectiva. Así también, se debe considerar la rehidratación con reposición de electrolitos y el uso de drogas antidiarreicas. Por último, en Europa está aprobado para el tratamiento de la criptosporidiosis en terneros, el uso de lactato de halofuginona. Este producto cuando se utiliza como tratamiento profiláctico, ha demostrado algunos efectos beneficiosos, tales como reducir la salida de ooquistes y hacer más leves los signos clínicos. Sin embargo, el margen de seguridad es estrecho, ya que es tóxico en sólo dos veces la dosis terapéutica. Por lo anterior, el tratamiento con lactato de halofuginona sólo debe ser considerado en rebaños con problemas diarreicos graves y asociada con Cryptosporidium parvum.

Bibliografía recomendada

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