¿Cómo mantener la productividad en un año seco?

Ya desde hace algunos años, el cambio climático y la escasez hídrica vienen impactando notablemente la actividad agrícola. Frente a este fenómeno ineludible, es vital comprender cómo afectan estas condiciones al ganado lechero y saber qué acciones emprender para mitigar los efectos adversos.

Por Felipe Pino San Martín
​Médico Veterinario, U. de Chile
PhD Mención Rumiantes
Penn State University

En las últimas décadas, la variabilidad climática ha sido un factor determinante para la agricultura. Progresivos cambios en las condiciones del clima han modificado los rendimientos y las fronteras agrícolas, permitiendo que en zonas no tradicionales hoy puedan desarrollarse ciertos cultivos, mientras que otras han sido perjudicadas, quedando incluso algunas de ellas inhabilitadas para la actividad agrícola o para cultivos específicos. Muchos recordarán que en la zona sur de Chile no se sembraba maíz… hasta que el clima comenzó a cambiar. Por el contrario, en la zona central vastas zonas de alfalfales desaparecieron debido a la escasez hídrica.

La escasez de agua es el primer y más importante problema. Las condiciones de sequía no solo producen un lento rebrote en los pastos y un rendimiento reducido de heno y cultivos, sino que también afectan su calidad, lo que aumenta los riesgos de desequilibrios nutricionales y problemas metabólicos. Se sabe que el agua está involucrada en todos los procesos fisiológicos en plantas y animales, y las vacas necesitan agua limpia y fresca para satisfacer los requisitos de mantenimiento, crecimiento y lactancia.

Las vacas secas necesitan de 32 a 50 lt de agua por día, mientras que una vaca en lactancia requiere 5 veces el volumen de leche producida por día, o sea, una vaca de 25 litros requiere al menos 125 lt de agua a disposición.

Cuando la pluviometría disminuye, generalmente el agua de la superficie no está disponible o se ve reducida. En muchos campos con sistema pastoril, donde las vacas secas o vaquillas de crianza se encuentran en potreros con escasez de pasto y agua, los animales caminan por los esteros buscando hidratarse, provocando la contaminación del agua con heces. Si esta misma corriente es la fuente de agua para las vacas en lactancia, estas recibirán agua contaminada.

INVITADOS DE PIEDRA

La escasez de agua también aumentará la concentración de sólidos disueltos totales (TDS), sodio, sulfatos, nitratos y nitritos, que producen algunos efectos adversos. Las TDS son partículas orgánicas e inorgánicas de menos de 2 micrones que afectan la palatabilidad y reducen el consumo de agua.

El incremento en la concentración de sulfato afecta la ingesta de alimento y agua, principalmente en animales en crecimiento. Además puede causar toxicidad y signos de polioencefalomalacia en terneras o vaquillas. También el sulfato se une al cobre y disminuye su absorción, mostrando signos de deficiencia en los animales.

El exceso de nitrato y nitrito se puede atribuir a múltiples factores. El exceso de fertilizante y purines en las praderas y la falta de agua son los factores más importantes que aumentan los nitratos en las plantas. Es común que, esperando que llueva (como era habitual que ocurriera en otoño), muchos agricultores fertilicen sus praderas. Pero si la lluvia no llega o es muy reducida, como ha ocurrido este otoño en el sur de Chile, estos nitritos y nitratos se acumulan, pudiendo generar diversos problemas, entre los cuales podemos mencionar: rechazo al consumo de la pradera; problemas de descoordinación motora, si la consumen; vacas caídas con dificultad respiratoria, mucosas azuladas y depresión profunda; y muerte.

La intoxicación por nitratos es un problema común durante condiciones de sequía. Debido a la falta de agua, las plantas pueden acumular altas concentraciones de nitratos principalmente en su parte inferior. Por esta razón, los nitratos son más peligrosos cuando se cortan en verde como soiling y se usan para alimentar a los animales. Durante condiciones climáticas normales y con suficiente cantidad de agua, las plantas absorben los nitratos del suelo y transforman esto en proteína.

Como vimos anteriormente, los nitratos también aumentan en el agua durante las temporadas de sequía, lo que hace que el problema sea mayor. En condiciones normales, los nitratos no son tóxicos para los rumiantes, porque se descomponen en el rumen para producir amoníaco y se convierten en bacterias y en proteínas microbianas. Pero con un exceso de concentración (más de 5000 ppm), algunos nitratos pueden llegar al sistema sanguíneo cambiando la hemoglobina (transportador normal de oxígeno en la sangre) a metahemoglobina, una sustancia que no puede transportar oxígeno desde los pulmones a los tejidos.

La toxicidad afecta primero a los animales preñados y jóvenes, mostrando múltiples síntomas, como una menor ingesta, un crecimiento lento en las crías y una menor producción de leche en las vacas. Las progresiones de los síntomas incluyen abortos, disnea (dificultad para respirar), debilidad muscular, falta de coordinación, coloración azul en las membranas y muerte.

Antes de utilizar los forrajes cosechados en condiciones de estrés por sequía, se recomienda realizar un análisis de laboratorio.

La intoxicación por nitratos no es el único efecto. Otras sustancias tóxicas pueden aparecer en los forrajes cosechados en condiciones de sequía. El maíz, además de la toxicidad por nitratos, también puede verse afectado por micotoxinas o aflatoxinas en climas cálidos y húmedos. El triticale se puede contaminar con el rocío de la noche y con micotoxinas, produciendo síntomas gastrointestinales y neurológicos en el ganado. La aflatoxina causa preocupación porque es una toxina carcinógena que puede transferirse a la leche, sin embargo otras toxinas son más preocupantes ya que generan abortos y sangrado en las vacas, ya que son estrogénicas. Sin embargo, los mayores problemas son silentes debido a la baja productiva que presentan los animales.

Comúnmente, durante los períodos de calor y secos, las algas azul-verdes (cianobacterias) crecen rápidamente en los arroyos o en las fuentes de agua superficial, principalmente en el agua estancada. Esta alga reduce la calidad y el consumo de agua, pero si no hay otra fuente de agua, los animales con sed la beberán de todos modos. Bajo ciertas condiciones, las cianobacterias pueden producir toxinas que causan insuficiencia hepática y también afectan el sistema nervioso. Algunos síntomas comunes de esta intoxicación incluyen baja ingesta, debilidad, encefalopatía hepática y fotosensibilización.

OPCIONES FORRAJERAS

Los forrajes son la base de las dietas de ganado lechero y, ciertamente, la sequía afecta el rendimiento y la calidad de los forrajes. La escasez de forraje causada por la sequía empuja a los agricultores a vender sus animales o usar fuentes alternativas de alimento para evitar caídas en la producción de leche. Algunas opciones son: disminuir la cantidad de forraje en la dieta, aumentar la cantidad de forrajes comprados, utilizar subproductos para alimentación animal, etc. Pero todas estas acciones son de corto plazo, por lo cual también es necesario tomar acciones a futuro y utilizar nuevas variedades de cultivos resistentes a la sequía como el sorgo forrajero u otras especies desarrolladas a nivel local. Todas estas opciones tendrán un impacto monetario que claramente afecta el costo y la rentabilidad del alimento.

Durante la sequía es importante almacenar los forrajes adecuadamente y reducir las pérdidas de alimentos en ensilajes mal hechos o mal compactados. Si el manejo lo permite, las raciones sobrantes o el residuo dejado por las vacas lecheras al pastoreo, puede utilizarse en la dieta de las vacas secas o vaquillas.

Otra acción importante, es hacer un manejo de recría en base a dietas de precisión, donde los animales pueden consumir hasta un 30% menos de MS. Las vaquillas alimentadas con una dieta restringida se alimentan con una dieta con alta concentración de nutrientes, especialmente contenido en el concentrado, manteniendo una GDP limitada de 0,8 y 1 kg/día antes y después de la reproducción, respectivamente. Estas dietas se basan en subproductos y granos y en una baja proporción de forrajes o forrajes de alta digestibilidad. De esta manera, se pueden guardar los forrajes para el ganado lechero.

Si la opción es reducir la proporción de forraje de las dietas, es muy importante considerar la cantidad de fibra para mantener la producción de leche y la salud del rumen. En general, hay muchos subproductos que pueden utilizarse como fuente de fibra. Los sustitutos más comunes de los forrajes son cáscaras (cascara de soya, pelón almendra o algodón), orujo (manzana o tomate), paja de trigo, pulpa de remolacha, pulpa de cítricos, restos de maíz o restos de conservas de maíz, paja de porotos o arvejas, entre otros. Todas estas alternativas deben evaluarse y analizarse para determinar la composición de nutrientes, de modo de formular una ración de menor costo sin afectar la nutrición y la producción.

En un estudio desarrollado por el Centro de Investigación de Forraje Lechero de los Estados Unidos y el Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Cornell, la pulpa y la paja de remolacha reemplazaron con éxito el 20% de los forrajes de la dieta original (60% de forrajes). En resumen, las vacas de lactancia media (280 DIM y 35 kg de leche) recibieron diferentes cantidades de paja de trigo picada o pulpa de remolacha azucarera con un rango de 0% de paja + 12% de pulpa de remolacha o 9% de paja + 3% de pulpa de remolacha durante 2 semanas. La ingesta de materia seca fue mayor en la dieta de alto subproducto / bajo en forraje, pero disminuyó cuando la paja reemplazó a la pulpa de remolacha en la dieta.

La producción de leche tendió a disminuir a medida que la paja aumentó en proporción, pero las diferencias con el grupo de control que recibió un TMR regular no fueron significativas. La grasa de la leche tendió a disminuir cuando se cambiaron los forrajes, pero luego aumentó, ya que la proporción de paja fue mayor. La proteína de la leche (%) no cambió a lo largo del experimento, pero la producción total de kg de proteína disminuyó, mientras que el rendimiento de grasa no fue diferente de las vacas alimentadas con TMR. El pH para las dietas con 0% de paja fue significativamente más bajo que las otras dietas y el pH no cambió antes de las 4 h después de la alimentación con dietas que contenían paja, mostrando una mayor actividad de masticación mientras se mantenía un rumen saludable. Finalmente, en este estudio, el ingreso sobre el costo del alimento mejoró a medida que la paja aumentaba en la dieta.

La escasez de agua afecta la cantidad y calidad de los pastos y cultivos. Por ejemplo, las malezas resistentes a la sequía comienzan a crecer en los pastos y, en épocas de escasez de alimentos, los animales tienden a comer de estas malezas, las cuales –algunas– pueden ser tóxicas paras las vacas y, además, carecen de valor nutricional.

A veces, el costo de alimentar forrajes de baja calidad (costo de producción y pérdidas) puede ser más costoso que comprar forrajes de alta calidad. Es importante tener en cuenta que los forrajes de baja calidad se reflejarán en la producción y calidad de la leche, la inmunidad de las vacas, la salud ruminal y el estado de salud del rebaño. Si no se dispone de forrajes de alta calidad, se pueden usar granos o subproductos para equilibrar la dieta.

El problema más común de nuestro ensilado de pradera o alfalfa producido en condiciones de sequía, es el bajo rendimiento, mayor FDN y baja ENL, lo que disminuye el valor nutritivo de este forraje. En esta situación, los agricultores deben reemplazar sus forrajes por otras fuentes de forraje o usar subproductos para equilibrar las dietas.

El maíz puede sufrir cambios que también modifican el valor nutricional de los ensilajes de maíz. Las plantas de maíz reducirán la altura y se atrofiarán más, al igual que el rendimiento y la calidad del grano. La ausencia de hojas y pequeñas mazorcas o mazorcas con granos pequeños (o sin ellas) no implica que los ensilajes hechos con este cultivo carezcan de energía fermentable. Este ensilaje de maíz todavía puede suministrar energía a través de los azúcares solubles contenidos en los tallos.

Es importante verificar la madurez del maíz para hacer el ensilaje en el momento adecuado. Un maíz estresado que se cultiva en condiciones de sequía contiene entre 85 y 100% del valor energético normal del ensilado de maíz y los nutrientes digestibles totales pueden disminuir de 70 a 62%. Por lo general, la PC aumenta entre un 1-3% y el FDN aumenta un 10-25% debido a que hay menos hojas y menos fibra en los tallos. También la concentración de almidón puede disminuir debido a una menor proporción de granos, entre 15 a 30%.

Un error común en ensilar es la cosecha temprana. Un maíz joven puede contener aproximadamente 14-16% de PC y altos niveles de nitratos. Además, las plantas inmaduras contienen una baja MS, lo que aumenta las pérdidas por lixiviación y perjudica la fermentación adecuada. Menos del 27% de MS a la cosecha, aumenta el riesgo de mala fermentación. La recomendación es esperar hasta que el cultivo se encuentre en un rango de 30-38% de MS.

Aunque la madurez y la MS se pueden evaluar visualmente, durante las condiciones de sequía los cambios ocurren muy rápido y la mejor opción es medir la MS en el campo. Más del 40% de MS limitará la fermentación y aumentará la probabilidad de hongos y micotoxinas, que provocarán un deterioro durante el almacenamiento. El maíz estresado por sequía contiene más humedad de lo normal en los tallos. En un maíz maduro normal, los granos son más secos que la parte vegetativa de la planta. Si es posible, se debe evitar cortar el maíz verde para alimentar a los animales porque las plantas pueden ser tóxicas debido al exceso de nitratos. Si no hay forraje disponible y es necesario cortar el maíz y darlo como soiling, intente cortar alto, porque los nitratos están más concentrados en la parte inferior de la planta. El ensilado reduce la cantidad de nitratos.

Otra alternativa es utilizar cultivos adaptados a las condiciones de sequía. En los últimos años, las compañías de semillas han desarrollado una gran cantidad de variedades de sorgo que evitan las características no deseables, como la baja digestibilidad (el antiguo sorgo era alto en FDN y lignina) y la baja palatabilidad. El sorgo se está convirtiendo rápidamente en un cultivo popular en los EEUU así como en otras áreas del mundo, debido a su bajo requerimiento de agua (45% menos que el ensilaje de maíz) y excelente tolerancia a la sequía, junto con el alto rendimiento de tonelaje, el menor requerimiento de fertilidad (costo de producción 30% más barato que el maíz) y la capacidad de rebrote que permite una segunda cosecha, inclusive en extrema escasez de agua.

Las nuevas variedades de sorgo han reducido las características no deseadas y han sido mejoradas, como una menor proporción de taninos (que disminuyen la digestibilidad de la fibra) y una mejor palatabilidad. El sorgo BMR tiene menor contenido de lignina y FDN, lo que permite una mejor digestibilidad e ingesta de la MS. Estas nuevas variedades tienen genes enanos, que producen plantas más bajas con mejor capacidad de soporte, mientras que mantienen el mismo rendimiento que el sorgo regular ya que reduce la distancia entre hojas. Además, algunas nuevas variedades tienen endospermo ceroso, que mejora la digestibilidad del almidón. Por otra parte, las plantas requieren menos fertilización y pesticidas, mejorando la rentabilidad de este cultivo. El sorgo es una fuente importante de fibra y energía, y es una muy buena alternativa si el área donde estamos está cambiando a veranos secos o si hay escasez de agua. En conclusión, hay muchos factores que pueden cambiar con las condiciones de sequía. Lo importante es asegurar suficiente forraje para el año y disminuir la cantidad de forraje en la dieta si es que nos vamos a quedar sin ensilaje a mediados de invierno. Los forrajes pueden ser reemplazados por subproductos, teniendo en cuenta que queremos equilibrar la dieta para evitar disminuciones sustanciales en la producción de leche y problemas de salud en el hato. Si la calidad del forraje de la granja no es óptima, considere que el costo de alimentar este forraje de baja calidad podría ser más alto que comprar forrajes externos. Es relevante considerar y analizar nuevos cultivos más resistentes a las condiciones de sequía para el futuro. Finalmente, recuerde analizar los forrajes antes de usarlos y equilibrar la dieta periódicamente con un nutricionista.